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Tratamiento exfoliante
Exfoliación profunda para una belleza que se siente y se ve
La exfoliación es uno de los tratamientos estéticos más populares y con mayor demanda en mi clínica. Como experta en medicina estética, he visto de primera mano los increíbles resultados que se pueden lograr con un buen tratamiento exfoliante.
¿En qué consiste la exfoliación?
La exfoliación consiste en remover las células muertas de la capa superficial de la piel, conocida como epidermis. Esto se logra mediante sustancias exfoliantes, ya sean químicas o físicas, que ayudan a eliminar impurezas, mejorar la textura de la piel y estimular la regeneración celular.
Los principales beneficios de la exfoliación son:
- Renovación celular: al eliminar las células muertas, se activan los procesos naturales de regeneración de la piel.
- Mejora de la textura y el tono: la piel luce más suave, tersa y uniforme.
- Aumento de la luminosidad: al remover las células opacas de la superficie, la piel recupera su brillo natural.
- Limpieza profunda de los poros: permite desobstruir los poros y controlar el acné.
- Mayor absorción de activos: los productos aplicados después de la exfoliación penetran mejor.
Tipos de exfoliantes
Existen dos tipos principales de exfoliantes:
Exfoliantes químicos
Contienen ácidos que actúan disolviendo el «cemento» que une a las células muertas. Los más utilizados son:
- Ácido glicólico: de uso frecuente por su efectividad y buena tolerancia.
- Ácido salicílico: ideal para pieles con tendencia acneica por sus propiedades antimicrobianas.
- Ácido láctico: de mayor peso molecular, actúa de forma más suave que otros alfa-hidroxiácidos.
Exfoliantes físicos
Emplean partículas abrasivas para frotar mecánicamente la piel y eliminar las células muertas. Algunos de los más usados son:
- Peeling enzimático: utiliza enzimas naturales para exfoliar suavemente sin abrasión.
- Microesferas de polietileno: perlas ultrafinas que actúan suavemente.
- Carbón activado: absorbe las impurezas ayudando a purificar la piel.
Mi recomendación es combinar ambos tipos de exfoliantes para potenciar los resultados. Los químicos renuevan en profundidad y los físicos complementan la acción descamando suavemente la capa más superficial.
¿Cómo realizar la exfoliación en la clínica?
Basándonos en nuestra experiencia profesional, el protocolo que seguimos es:
- Limpieza profunda del rostro. Se retiran restos de maquillaje y se prepara la piel.
- Aplicación del exfoliante. Con movimientos circulares suaves, se distribuye el producto por todo el rostro evitando el contorno de ojos.
- Masaje. Se realizan maniobras de masaje para activar la circulación y potenciar la renovación celular.
- Retirada del exfoliante. Se aclara con agua tibia y se seca el rostro.
- Tónico y serum. Se aplican para restablecer el pH, calmar la piel y optimizar la absorción de activos.
- Protector solar. Imprescindible tras cualquier tratamiento exfoliante.
Los resultados visibles son inmediatos: la piel luce fresca, suave, radiante y lista para absorber mejor sus tratamientos habituales. Te recomiendo realizar la exfoliación una vez a la semana para mantener sus beneficios.
Invertir en un buen tratamiento exfoliante periódicamente trae grandes recompensas.
¡Pruébalo y luce una piel increíble!
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